Creo que se parte desde un enfoque equivocado en esta casi ociosa persistencia en comparar a la Liga Mx con la MLS. Y viceversa.
Más que como rivales, que no lo son en estricto sentido, hay que verlas como realidades no solo cada día más cercanas sino, a futuro cada día más cercano, cuasi complementarias.
La Liga Mx se ha consolidado apuntalando en los últimos años rubros económicos muy delicados. Tiene audiencias crecientes, tanto presenciales en los estadios como en los medios convencionales y en redes digitales. Los ingresos vía patrocinadores también presentan buena cara. En la cancha, lo que se ve jornada tras jornada, es una aceptable puesta en escena, que por supuesto puede mejorar, pero que ahora mismo es un espectáculo bastante atractivo ya.
Y a la Major League Soccer también le va muy bien. Ha crecido en número de equipos y ha ganado audiencia e ingresos, lo que debe ganar de forma obligada una empresa como la que forma parte. Lo único realmente novedoso que tienen en su panorama es saber integrarse y crecer de la mano. Y lo están haciendo.
El denominado “Juego de Estrellas” que enfrenta a los mejores del último año de la Liga Mx y la MLS, que se llevará a cabo este miércoles por la noche en Minneapolis, así lo ejemplifica.
¿A quién le importa entonces si una metió más espectadores que la otra? ¿O si los clubes de una le ganan las finales o duelos decisivos a la otra, en un muy pobre calendario compartido?
Si la Liga Mx y la MLS llegan a tener la capacidad de fusionarse de forma inteligente, sin eliminarse mutuamente, estarán conformando en los próximos años una competición en la que las principales figuras de este deporte querrán jugar y ganar en ella.
Hay en Estados Unidos, México y Canadá público y afición de sobra como para que todos los objetivos que se puedan poner sobre la mesa, empezando por los financieros, se vuelvan una realidad.
Rafael Ocampo
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