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En el llamado Juego de Estrellas donde la MLS derrotó a la Liga MX, únicamente un mexicano apareció en la alineación titular del globalizado conjunto del futbol mexicano. Se trata de Fernando Beltrán, jugador de las Chivas Rayadas del Guadalajara.

La alineación, copada por extranjeros, es un reflejo de la realidad del balompié nuestro, con un elevadísimo número de fuereños, no todos de excelente calidad.

Paradójicamente, lo mejor corrió a cargo de mexicanos: el propio Beltrán, que puso un servicio de oro durante la primera mitad, Alexis Vega con su desequilibrio por la banda izquierda y Kevin Álvarez, que marcó el gol de la honrilla con un soberbio disparo cruzado de media distancia. Éstos dos últimos, entraron al campo de juego en el periodo complementario.

Otro mexicano, Carlos Vela, marcó el primer gol de la MLS, una liga que empieza a comerle el mandado a la nuestra en términos de poderío económico y organización. Además, poco a poco va subiendo su nivel futbolístico. Chicharito tocó el balón si acaso una vez. Pasó inadvertido, de puntillas, el delantero tapatío.

El mejor

Caso rarísimo el de Carlos Vela, para mi gusto el mejor futbolista mexicano de los últimos años. Simplemente no le interesa jugar con la Selección Nacional ni participar en el Mundial. De tres Copas del Mundo posibles, solo aceptó ir a la de Rusia, donde aportó su enorme calidad.

Es muy respetable su forma de pensar, pero no dejar de causar extrañeza que un jugador de sus condiciones no sueñe, como todo jugador, con representar a su país en la máxima justa de cada cuatro años.

La realidad es que el cancunense hubiera aportado muchísimo a una selección sombría, escasa de personalidad y líderes, con poco futbol, que estará compitiendo en Catar. El debut del conjunto verde dirigido por Gerardo Martino está programado para el 22 de noviembre contra la escuadra de Polonia, donde milita el punzante Robert Lewandowsky, dolor de cabeza de los defensas de los Pumas el domingo pasado en tierras catalanas.

Secuelas

Con autocrítica, el portero Julio González habló para los micrófonos de ESPN Radio Fórmula sobre la terrible desconcentración de los Pumas en los primeros minutos contra el Barcelona. Encajó cuatro goles en los 19 primeros minutos y más tarde recibió dos más. Negó que él o sus compañeros se hayan asustado en el Nou Camp. A mí me pareció que sí.

Varios Pumas han hablado de la “bonita experiencia” de jugar contra uno de los mejores equipos del mundo, declaraciones superfluas en medio de la masacre que significó recibir media docena de goles en una derrota humillante y aplastante.

Otros dicen que buscarán revancha en el juego de esta tarde contra el América en Ciudad Universitaria, pero no la veo como tal pues nada tiene que ver un juego amistoso fuera de México con un encuentro de fase regular del torneo local, por mucho que enfrente estará el equipo amarillo, su acérrimo contrincante.  

Si acaso servirá para levantarse de la lona y sobreponerse psicológicamente después de la traumática paliza. En cualquier caso, siempre un Pumas-América es un duelo de alta temperatura.